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Frase
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¿Qué ocurre?
¿Necesitas algo?
Solía pensar que la justicia era ciega... Y entonces conocí a Illidan.
¡Yo soy la venganza! ¡Soy la noche! Soy... ¡Maiev!
Nada escapa a mi mirada. Ni siquiera cuando parpadeo.
Mi media luna umbría es un arma formidable, pero son mis habilidades las que me hacen tan peligrosa. Como se suele decir: la guja no hace a la celadora.
Jamás perdonaré la traición de Cordana. Aunque tras haber tratado con Khadgar, puedo entender por qué se volvió loca.
Como las celadoras, los búhos son vigías atentos y cazadores silenciosos. Además, se les da bien entregar cartas. Al menos mucho mejor que a los cuervos...
¿Traicionar a los kaldorei? Pena de cárcel. ¿Tratar con los demonios? Pena de cárcel. ¿Utilizar la calavera de Gul'dan para transformarse en demonio? Oh, eso sí que es pena de cárcel.
No sé dónde estuvo mi hermano Jarod durante su largo exilio. ¿Acaso soy yo la guardiana de mi hermano? ¡No!... ¡Soy la guardiana de Illidan!
¡Claro que conozco el secreto de las estatuas de los búhos de la Isla de los Vigías! ¡Como todas las celadoras! Pero no vamos a contártelo...
Tengo un diente de can del Núcleo prístino, una Hoja de Perdición forjada a mi medida y un fragmento de Azzinoth afilado. Mi colección de dagas es bastante extensa. Se podría decir que tengo... todo un abanico de cuchillos.
¿Y qué si maté a unos Altonato, intenté asesinar a Malfurion, huí de Darnassus y me convertí en una fugitiva? Los demás ya lo han olvidado, ¿por qué no lo olvidas tú también?
¡No me parezco en nada a Illidan! Solo hago lo necesario para conseguir mi objetivo, ¡aunque eso implique tomar decisiones cuestionables mientras me quejo sobre el odio que he sentido durante 10 000 años!
No juegues con mi paciencia. Mi guja está muy, muy afilada.
¿Qué quieres decir con que estoy obsesionada con Illidan? Ni que pensara en él cada día, ni cada noche... Y ni que viera su estúpida sonrisa mientras afilo la guja e imaginara cómo me sentiría al clavársela en el pecho, entre esos horribles tatuajes enormes, mientras me acerco para ver cómo se va apagando la luz de sus ojos... Perdona, ¿qué me decías?